Los griegos fueron los primeros en utilizar la energía solar pasiva de una forma consciente.
Aproximadamente, desde el año 400 antes de Cristo, los griegos ya empezaron a hacer sus casas teniendo en cuenta los rayos solares. Estos fueron los inicios de la arquitectura bioclimática.
Durante el Imperio Romano se empezó a utilizar por primera vez vidrio en las ventanas para aprovechar la luz y atrapar el calor solar en las viviendas. Incluso promulgaron leyes que penaban el bloquear el acceso a la luz a los vecinos.
Los romanos fueron los primeros en construir casas de cristal o invernaderos Estas construcciones permiten crear condiciones adecuadas para el crecimiento de plantas exóticas o semillas que traían de lejos. Estas construcciones se siguen utilizando en la actualidad.
Otra forma de aprovechamiento solar la desarrolló inicialmente Arquímedes. Entre sus inventos militares desarrolló un sistema para prender fuego a los barcos de las flotas enemigas utilizando espejos para concentrar la radiación solar en un punto.
Esta técnica siguió perfeccionándose. Lavoisier, creó en 1792 su “horno solar” consistente en dos potentes lentes que concentraban la radiación solar en un foco. La concentración de radiación solar permitía alcanzar altas temperaturas con la que fundir metales.

En 1874 el inglés Charles Wilson diseñó y dirigió una instalación para la destilación del agua marina en el desierto de Atacama (Chile) para la Salitrera Lastenia Salinas. Esta central solar tenía la capacidad de desalinizar un promedio de 22500 litros de agua diarios.
En el año 1891, Clarence Kemp fue quien inventó y patentó el calentador solar, origen del agua caliente sanitaria. Utilizó un tanque de agua pintado de negro en el interior de una caja provista de un vidrio. De esta forma, el calor generado calentaba el agua de forma suficiente como para poder bañarse.
Antecedentes de la energía solar fotovoltaica
Aunque ya se había utilizado para otros fines y se conocía qué es la energía solar, para llegar a las primeras células fotovoltaicas nos tenemos que venir un poco más cerca. Concretamente, hasta el año 1839, en dónde fue Alexandre Edmond Becquerel quién descubrió el efecto fotovoltaico. Este hecho fue uno de los más importantes en la historia de la energía solar.
A partir de este descubrimiento, todo empezó a evolucionar y a perfeccionarse. Posteriormente, pasando por el año 1873, Willoughby Smith descubrió el efecto fotovoltaico en el selenio.
Años más tarde, el profesor William Grylls Adams observó como se generaba una corriente eléctrica cuando el selenio estaba expuesto a la luz. Para ello, utilizó dos electrodos conectados a una plaquita de selenio y midió el paso de electricidad cuando la exponía a la luz solar.
La primera célula solar
Estos descubrimientos siguieron evolucionando hasta que los continuos avances dieron con las primeras celdas solares fotovoltaicas. El inventor Charles Fritts diseñó la primera célula que tenía un rendimiento del 1%. Sin embargo, debido a su elevado coste, se utilizó para otras aplicaciones.
El nacimiento de la fotovoltaica
Fue en el 1946 cuando se creó la primera patente de una célula fotovoltaica de silicio. El inventor estadounidense Russel Ohl la construyó y patentó, aunque el impulso real de esta tecnología vendría unos años más tarde. Por tanto, podemos decir que Ohl fue quien creó e inventó los paneles solares.
Posteriormente, en el 1954, el laboratorio Bell Labs logró aumentar la eficiencia de las células al 6% experimentando con impurezas del silicio. De esta manera, se comercializaron en el año 1956.
Evolución de esta energía
Tras todos estos descubrimientos, la evolución de la energía solar creció brutalmente, llegando hasta los niveles de desarrollo que tenemos hoy en día. Uno de los hecho más importantes fue su utilización en el espacio exterior.
Energía solar espacial

Dos años más tarde, en el 1958, se lanzó al espacio la primera nave, llamada Explorer 1. Esta nave estadounidense utilizaba paneles solares que aprovechaban la captación de la luz solar. Esto impulsó el lanzamiento de satélites y la investigación de paneles más eficientes.
Pese a que el coste era bastante alto en un primer momento, el avance de la tecnología permitió que en los años 70 y gracias a su desarrollo, empezaran a costar mucho menos de la mitad.
A día de hoy, la energía procedente del sol es una de las grandes fuentes de energía renovable y limpia que podemos utilizar.
La construcción de grandes plantas solares está a la orden del día. Las primeras plantas fotovoltaicas han ido evolucionando y cada vez tienen un tamaño mayor. De hecho, muchas de ellas ya abastecen pueblos o pequeñas ciudades en todos los rincones de la tierra. Por otra parte, la energía térmica es cada vez más utilizada en nuestra vida cotidiana.
Además, cada vez se encuentra más regulada y aprovechada para evitar la contaminación y también contribuir al ahorro energético por parte de las familias.